_Deja vu!

Mi nombre es Raúl Ramirez.

<<

Tío, vamos a jugar.

Paso, Raúl.

Venga ya, ¿qué más da? ¿Acaso te preocupa lo que se pueda decir de tí? Ni que puedas llegar a ser algo más que una anécdota en la noche de alguien. Como si el camarero le gasta una broma al ponerle una copa. Nada más.

Vaya, acabas de joderme la noche, gracias.

Venga tío, no es eso lo que pretendo. Simplemente anímate. 

Mira, vamos a hacer de esta la noche de las verdades incómodas. Tú sabes quién es ella, y yo también.

Claro.

Voy a ir, y le voy a decir al oído que padezco, que padezco mucho y no precísamente angustia cada vez que la veo. Y ya. Ahí va a acabar todo. No voy a babearle en la oreja, ni a echar un bailoteo cuando no sepa que decir por lo forzado de la situación, ni nada. La miraré justo antes de que me selle la frente con un INSANE en letras rojas mayúsculas y me iré.

Eres el puto amo. Pero y perdona por lo de antes.

No es nada.

>>

Por más que lo intento no recuerdo quién es él. Sólo sé que sabía mi nombre, y que se acercó a una Mujer en aquel sitio y le soltó eso. Y a ella, le faltó tiempo para cogerle por el hombro mientras este se alejaba y darle la vuelta, quedándose quieta mirándole a los ojos, tímida pero a la vez expectante y excrutante, para finalmente, acabar en una tregua materializada en un abrazo en el que se traspasaron el uno al otro, y un beso que olía a sexo desde donde yo estaba.

Oh, dios. Porqué me resulta tan raro y tan familiar todo esto.

Estoy tirado en el suelo de la habitación, he arrancado en mi caída inevitable desde la cama prácticamente todas las sábanas, y ahora estoy mirando a la penumbra con resignación. Otra noche inolvidable para muchos, supongo. 

Para mí otro hueco más a rellenar.

_Surrealismo!

“Raúl. Despierta, Raúl.”

 

Los planes para hoy han cambiado. Se han desviado, aunque no demasiado, pero sí, lo han hecho. 

Es de noche otra vez. No saabes si estás recuperado del todo de la última vez, pero no tienes muchas más posibilidades. 

“Mira, el mensaje de hoy es muy sencillo. No fuerces. No manipules. Disfruta el momento. No actues. Solo siéntelo. No vas a poder hacerlo muchas veces, así que cuando notes, sientas, que es la oportunidad anhelada, simplemente deja que todo fluya hacia fuera y alrededor. Quizá tiéndeles tu cuaderno de viaje para que hagan alguna anotación sobre la noche, y después, cuando te encuentres cansado, estréchales la mano a todos, y no preguntes por teléfonos, por contacto de ningún tipo. Ese momento era mágico en ese instante, y ya está. El recuerdo será bueno, y quizá en el futuro, os crucéis de nuevo. Pero no obligues al mundo a satisfacer tus absurdos pensamientos. Let it flow.”

Mi nombre es Raúl Ramírez. En el momento menos pensado, siempre vuelvo a ver el Sobre. Estoy aprendiendo a ignorarlo. Pero tarde o temprano tendré que abrirlo, y enfrentarme a él.

Seguiré por aquí.

_Inevitable!

Me llamo Raúl Ramírez y no tengo identidad.

 

Un zumbido al otro lado de la habitación me hace blasfemar. No, no… NO, NO, NO!! A tientas buscando algo que se ilumine en la oscuridad, me hago cargo de que apenas puedo tenerme en pie. Estoy muy borracho. Son las 12 de la mañana.

No llego a coger el teléfono. De todas formas, dudo de que la imagen que pueda dar una voz borracha al otro lado de la línea a cualquier persona a esta hora, sea algo deseable. Maldita sea, tengo cosas que hacer hoy. O tenía, ya no se si el presente y el pasado siguen estando separados por algo más que la barra de un bar al atardecer.

Me cerciono de que llegué de una pieza y sin perder cosas hasta casa ayer, y entonces empiezan a venirme flashes de pequeñas situaciones vividas. Al final me fuí sin decirle a esa mujer que me gustaba su vestido. ¿O no? No lo recuerdo. Estuve hablando con… pfff, no, no puede ser. Demasiado denso.

Bueno, la verdad, no sé como acabé saliendo ayer, así que supongo que eso es ya de por si bastante denso.

¿Salí ayer? 

Falta escena, y estoy duchándome. El agua me hace bastante bien. Pero una ducha estando borracho, es como una canción o una película. Empieza y acaba.

Mientras me seco, pienso en aquella frase que nunca dije, o en aquella otra que repetí demasiadas veces. 

Y vuelvo a mi habitación. Apesta a vodka destilado en cuerpo humano, a descontrol. Y a tabaco viejo. Me hago cargo de que me huele el aliento a alcohol como si hubiese estado bebiendo Everclear durante 10 horas sin parar. Es desagradable, pero en la vida, hay que disfrutar del placer, y del dolor. Si ahora por todos los medios intento quitarme de la boca esta plasta maloliente, mañana me pillaré otra cogorza igual sin apenas pensar en cómo estoy ahora. Y no. No podemos permitir que no tenga consecuencias. Siempre ha de haberlas. Siempre.

Y mientras digo esto, lo veo. El Sobre. Sigue donde lo dejé hace 2 semanas, y me entra tanto miedo, que apenas me da tiempo a ir corriendo al servicio y abrir la tapa del retrete para vomitar.

En mi estado… supongo que nos seguiremos viendo por aquí.

 

 

 

 

_Confrontación!

Me llamo Raúl Ramirez y no tengo identidad.

Mientras camino por el Paseo de Gracia, pienso en Bilbao, en todo lo que quedó atrás el día que ya no había vuelta atrás. Me siento en la cafetería de siempre, junto a la ventana. Café con leche. Y se pone a llover.

Esta ciudad sigue siendo una completa desconocida para mí. Me siento espeso y desorientado, así que dejo que mi cerebro me mueva las manos a su antojo. 30 segundos después un Moleskine desgastado y cedido por meter bolígrafos dentro descansa en la mesa, junto a un mechero Zippo y tabaco de liar. Golden Virginia. Papel Rizla. Me paro a pensar un segundo como soy capaz de sistemáticamente comprar siempre lo mismo de todo, lo que más me gusta, y por otro lado me cuesta tanto saber quién soy en realidad.

Fumo mi tabaco mientras la lluvia se convierte en tormenta y repiquetea contra la ventana. La gente huye despavorida ante el Gran Monstruo del Agua que les hiere al tocarles, por lo visto.

Una mujer entra al establecimiento. Apresurada pero firme, se acerca a mi mesa y se sienta. Tocado de pelo a la antigua, que retiene en un moño detrás de su cabeza su Pelo Más que Negro. Traje entallado verde, aterciopelado. Medias lisas negras. Zapatos estilo años 30. Por un momento tengo el impulso de mirar mis ropajes, no sea que haya viajado en el tiempo y no me haya dado cuenta, pero consigo replimirlo. Todo parece contemporáneo allí, y curiosamente no quiero ofender a esta desconocida.

Ella me mira fíjamente, y descubro con poco esfuerzo que es preciosa. No, no me estoy explicando bien. Tiene una cara equilibrada, y bonita, apenas lleva maquillaje y su aspecto es muy natural. Pero le miro más allá del cerebro, y algo me dice que almacena cantidades ingentes de bondad y sinceridad.

Estando en mis cábalas absurdas lejos de allí, una mano cubierta con un guante negro de aspecto sedoso me tiende un sobre a escasos centímetros de la cara. Imagino que le ha costado hacer ese movimiento, y que al auto obligarse a hacerlo le ha quedado tan violento que el sobre ha quedado demasido cerca de mi rostro. Pero quitar la mano sería una muestra de debilidad, y ella lo sabe, y sabe que yo debo imaginarmelo.

Cojo el sobre y casi oigo su suspiro de alivio. Se levanta y se va sin mirar atrás. La veo desaparecer entre el torrente de lluvia y gente corriendo. Me miro las manos y veo un sobre gris, no demasiado abultado, que está claro que contiene algo, y empiezo a acojonarme sobremanera.

¿Qué es esto?¿Quién es ella?

Y sobre todo… ¿Quién soy yo?

Supongo que… nos seguiremos viendo por aquí.

_Cognisción!

Mi nombre es Raúl Ramirez, y no tengo identidad.

“Gilipollas”, diréis, “nos estás diciendo tu nombre, con lo cual SÍ tienes identidad”.

Vosotros no os habéis enterado de nada. No habéis entendido nada. Pregúntame lo que quieras de mí. No tengo respuestas para eso. De momento.

Hoy he soñado con Ella otra vez. Coronada por un cabello larguísimo y casi blanco si lo mezclabas con sol matutino. La verdad es que en mi propio sueño me he planteado si todo aquello no sería una farsa, pero ha sido un lapsus momentáneo que he preferido obviar para poder seguir disfrutando de aquella maravilla que me estaba llenando el alma con el bienestar más puro.

Nada. No ocurría nada. Sexual, quiero decir. Estábamos desnudos en mi cama. Viendo una película. Abrazados. Creo que nunca antes estuve tan dentro de alguien.

Fuera la noche se comía las sombras que escupía sobre las paredes de mi cuarto el viejo televisor. Casi se oía el zumbido del tubo sobre las voces de los actores. Una película antigua.

Ella parecía una auténtica mujer, y yo también sentía como si fuese mayor. No es que ahora me considere jóven pero… Era una sensación extraña, como si me sintiera jóven en el interior de mi cuerpo, y Ella, y como si los dos aparentemente hubiésemos crecido tanto, hubiésemos vivido tanto, hubiésemos llorado tanto hasta alcanzar este momento Perfecto de felicidad, que parecíamos mucho mayores.

No se en qué punto ha acabado el sueño, pero mi primer pensamiento al despertar ha sido “esto es una locura”. Raúl, estás perdiendo la cabeza. Después de tanto tiempo sin saber de esa mujer… y ahora esto. Después de los más de 25 años que la has considerado tu amor platónico, sin ni siquiera hablar con ella, ya por timidez, o por estupidez, sin ni siquiera intentar acercarte al menos para poder considerarla una amiga… tu cerebro decide que es el momento de soñar con lo que tu intuyes como La Panacea.

Mis pulmones me chillan y yo les escupo encima encendiéndome un cigarro. Me lo agradecen con un dolor punzante en el costado. Todo bien.

Me levanto de la cama. Subo la persiana hasta arriba. Otro día gris. El hacer que sea para olvidar o para recordar está… ¿en nuestras manos? No lo sé.

Hoy es sábado. Estoy desorientado y mi boca pide por favor agua para eliminar la repulsiva pastosidad que está empezando a cubrirla por completo. Quizá una ducha rápida y un café con leche en una cafetería del centro. Después tengo mucho que hacer.

Supongo que nos veremos por aquí.

_Sabotaje!

Mi nombre es Raúl Ramírez, y no tengo identidad. Soy un mero espectador de las costumbres humanas. Soy un consejero del absurdo, y alguien a quien no es fácil sorprender. Soy un embustero con todos, menos conmigo mismo. Digamos que soy un embustero a ojos de todos, porque les jode mi sinceridad.

Soy la antítesis de la preocupación. Y me jode saber que voy a morir irremediablemente tarde o temprano, me jode porque vivo al límite y a diario, y que esto acabe no me supone más que pena.

La mentira me persiguió hace años. No se lo que hacen otros en estos casos, aunque me hago una vaga idea. Lo que yo hice, fue girarme y arrancarle la cabeza. No literalmente. Pero mata al líder, y verás como el resto cae por su propio peso. Es el problema de no pararse a pensar por uno mismo.

Disculpadme, tengo que fumar. “Disculpadme” es una especie de eufemismo, teniendo en cuenta que me la trae al pairo la opinión de gente, que, de momento, asiente con la cabeza sin escucharme en absoluto.

Ahora me voy. Supongo que nos veremos por aquí.

_sludge crust drone!

La gente mirando. Somos actores. Somos actores, pero secundarios. Tengo alcohol con hielo en un vaso, en la mano. En la otra un cigarro. Para tí todo es perfecto. Aguanto la risa. Me siento raro, distinto. Doy una vuelta. No quiero ser actor, soy muy malo. Soy especialista de cine. No. Soy especialista de vida real. Intento comportarme como si fuera normal en un mar de egos. No se si lo consigo. Lo intento. No lo se, es todo imagen, apariencia. No se que tengo en la boca que no me deja hablar. Mierda, alguien me ha cosido los labios a balazos, creo que tendré que denunciar esto ante un tribunal imparcial.

-Perdona, ¿dónde?

-Un tribunal imparcial.

-En serio, es que después de tu emulación de voz-en-off-del-Max-Payne, me he quedado como con un reseco en la boca del estómago. Vayamos a por un trago.

Aquel tipo de estética clubber, sabía moverse perfectamente entre la gente. No es que lo tuviera estudiado, es que estaba curtido en 10000 noches de destrucción neuronal.

-En serio, deja de hacer esa mierda. No seas tu propio narrador.

-…

-Empieza a mover el culo, y déjate de gilipolleces.

-¿Qué va a ser?

-2 varadero 11 on the rocks, 2 pintas de cerveza americana, y 2 chupitos de mezcal, con sal y limón.

-Ahora mismo.

-Joder, parece que vas a por todas.

-¿A por todas? Me parece que no sabes bien lo que quiere decir esa expresión.

Mete la mano en su chaqueta, y en cuanto llega el ron, espolvorea éxtasis en el. Mi mirada le basta para darle a entender que me parece que yo también voy a querer.

-Vale, a ver. Te voy a explicar una cosa. Hay un error de base en todo esto.

Doy un sorbo a la bud.

-¿A qué te refieres?

-A todo esto, a toda esta gente, a la música alta, a toda esta mierda. ¿Cuanto tiempo has estado ante el espejo hoy, antes de salir? No eres más que un jodido personaje, otro más en esta farsa de mierda.

Interrumpe su ataque a la femoral, se chupa la mano y se echa encima un poco de sal maldón. Hago lo mismo, y me esparce a mí también un poco de sal.

-Yo no brindo por nada. Tu si quieres, di lo que te apetezca.

Nos bebimos el mezcal de golpe, tras chupar la sal. Con los ojos cerrados, exprimi el limón entre la lengua y el paladar. Él dió un golpe con el vaso del revés sobre la barra, y depués un sorbo a la cerveza.

-Como te decía -se enciende un cigarro- todo esto, es un error. Es decir, es un teatrillo, una pequeña farsa de la imagen, nada más. En serio, aquí no encontrarás nada de provecho. Es más posible que lo que buscas esté aquí al lado en la barra con varias copas vacias delante, o fuera vomitando, que aquí. Al menos, el 50% de esas personas, piensan por sí mismas. Otros ni habrán salido, o se habrán cogido el coche y un pack de cervezas, para pasar 3 horas enfrente del mar con alguien que apenas conocen, contandose verdades que nadie sabe.

-…

-Todo es pasajero. No puedes perder el tiempo en pensar si lo que haces está bien, está mal, es normal, es raro… No te digo que actues sin pensar, pero en serio tio, creeme. Estas perdiendo el tiempo. Deja de pensar en tí, y piensa en los demás. O al revés. Haz algo. Pero no sigas igual.

-Me parece que no entiendo nada.

Tira el cigarro, y se bebe casi de golpe el ron.

-Mira, yo solo soy un borracho. Y ya. Pero al menos, respondo por mí. Y no por 50 000 personas.

-Sigo igual.

-Haz lo que te salga de los huevos. Yo me voy arriba.

Deja un billete de 50 en la barra y se va. Creo que voy a irme a casa…

_primary

Siento una enfermiza necesidad de escribir.

Siento una enfermiza necesidad de no escribir nada, porque todo está más que escrito.

Cientos de veces. Repensado, teclas sonando, backspace repiqueteando como un antídoto a palabras demasiado fuertes.

Soy más yo que nunca. Eso desde luego.

_La forma perfecta

Hijo, en la vida, estas mierdas pasan contínuamente. Ahora tienes dos opciones únicas: hundirte en la miseria, y retozar en el victimismo para siempre, o salir adelante más fuerte, con más ganas, y más listo. Tú eliges.

_marketing

Todo es jodida apariencia. Todo.

Me siento absurdo pensando que la gente, elige cada maldito paso con el único fin de cumplir un papel. En serio, ya basta. La cosa tenía su gracia con 12 años, cuando copiabas a los chicos mayores del instituto, o a tu primo de 19. Pero ya la cosa no mola. Ni hace gracia.

El hecho de que todo tenga un cariz tan artificial, al final hace que las cosas naturales se vean como impulsivas, como locuras, como “pero qué coño haces”. Ahora ya nadie pide el teléfono a als chicas. Ahora se les pide el tuenti. Desde ahí controlaremos la situación y maquinaremos un plan. O mejor, encontraremos a otra que satisfaga mejor nuestros deseos, y mandaremos a la primera a tomar por culo. Esto es aplicable bidireccionalmente, nadie queda libre de culpa.

Es la jodida era de la sobreinformación. Se ha suplido la carencia de información objetiva, con TeraBytes de porquería inservible que solo sirven para joder al personal, y para crear situaciones artificiales, que no conducen a nada. Ahora, gracias a MSN puedes estar discutiendo a gritos con alguien, diciendo “te quiero” a otra persona, y contándole tu fin de semana a tu mejor amigx. Todo a la vez. No hay emociones.

Permaneces imapasible frente a una pantalla de ordenador. Todo es muy cómodo, y muy limpio. En pijama, desde tu casa, sin acalorarte demasiado, puedes tirar abajo imperios y construir tu futuro. Todo es frío, y lejano.

Todo da lugar a malentendidos. Un nido de problemas absurdos, de generaciones vacías. De imagen. De obviedad. La gente ya no cuenta nada, todo es ego. Yo, yo, YO. Todos demandamos un espacio en el que ser alguien. Podemos entrar en situaciones imposibles y arruinar nuestras vidas con solo un click.

Y después, cuando todo se vaya al traste, marketing emocional. Cómprame. Conseguir un abrazo o un beso de verdad es tan dificil, que me venderé por uno. Olvidaré toda la mierda que tanta gente ha visto innecesariamente, porque ahora, después de vender nuestra autodestucción, podemos vender lo mucho que nos queremos y nos gustamos. Es todo marketing. Es todo banal.

No se que hay de malo en tener mala cara al despertarse, ni tras beber. No se porque te incomoda que mi cuerpo huela mal tras un dia de mierda, o que lleve 3 dias sin afeitarme. No se que hay de malo en mi aspecto, en mi cabeza, en las cosas que me gustan. Estoy hasta los cojones de los cánones que, ya no define el mercado para cada uno de nosotros, si no que, tras comprobar que es mucho más fácil y barato esperar a que alguien tenga una idea y el resto la copien, hay que aguantar allí donde vayamos. No soporto las posturas generalizantes, ni prejuiciosas. Nos están convirtiendo en nuestra propia Policía del Pensamiento.