¡Hola!
Ahora que has vuelto podemos jugar un rato. No me gustan los otros niños.
Últimamente se están metiendo conmigo, y yo creo que no hago nada para que los demás niños me hagan burla. Muchas veces ni siquiera bajo al recreo.
Papi y mami a veces se ven. No muchas veces. Me dejan irme con quien quiera de los dos. Así que yo siempre elijo a mamá si me lleva papá, y al revés. Aunque creo que mi padre es un señor muy ocupado e importante, porque nunca me puedo quedar mucho tiempo con él.
Desde hace poco no me gusta mucho cuando mi papá y mi mamá se ven. Se gritan y se dicen cosas que no entiendo, porque son palabras que nunca he leído ni nada. Aunque se enfadan, así que supongo que serán cosas malas.
Poco a poco se me han quitado las ganas de estar los tres, porque siempre pasa igual. Cuando creo que va a pasar, me pongo muy triste. Cuando me pongo muy triste nadie me habla. Tampoco me hacen burla. Yo creo que los demás niños me ven tan triste que les doy pena y me dejan en paz. No lo sé. Me miran raro, como extrañados, y se van.
La última vez que mi papá me llevó a un bar donde había quedado con mamá, mi mamá le dijo unas cosas a papá, que aunque no parecían cosas feas, hicieron que mi papá se pusiera muy triste. Yo no entendía nada, me quedé como una tonta mirando y aunque no me gustan las cosas que hablan los mayores, puse atención para escuchar.
Ya nadie más dijo nada. A papá se le arrugó el morro y empezó a llorar, como cuando yo me caigo al suelo a veces por correr mirando la forma de las nubes. Mi mamá empezó a recoger sus cosas de la mesa, y yo pensé, aunque me toca ir con mamá porque he estado con papá, me voy a quedar con papá porque está triste. Así podremos jugar, aunque no me apetece mucho, y mi papá estará contento.
Yo seguía pensando mis cosas, cuando mi mamá acabó de recoger todo, y me cogió de la mano. Yo le dije ‘papá está triste así que voy a ir a jugar con él’. Ella me dijo ‘no, cariño, vamos. Es tarde y mañana hay que ir al cole a jugar, ¿vale? Vamos.’
‘Pero yo quiero ir con papá para que deje de estar triste y esté contento.’
‘Inés, hija, no puedes irte con tu padre. Vamos tesoro.’
A mi se me empezó a arrugar el morro también, y empecé a apretar los dientes por la rabia. Me dolía la boca de apretar. Yo quería irme con mi papá. No podíamos dejar a papá allí llorando e irnos como si nada, no entendía a mi mamá. Sabía que dentro de poco iba a llorar. Me daba mucha rabia. Notaba como la cara se me estaba poniendo roja por apretar los dientes, y por tirar hacia atrás de la mano de mamá, porque mamá estaba intentando arrastrarme, no me quería dejar quedarme con papá, y no lo entendía. Sentía que yo también me estaba poniendo muy triste, y muy enfadada. Miré a mama y hasta grité un poco, pero no muy alto, porque no pude gritar muy alto, no entiendo muy bien porqué. Como no entendía porqué mamá quería sacarme de allí. Pobre papá.
Al de poco estaba tan triste, enfadada, y llorando, que ya no podía ver a mamá porque las lágrimas no me dejaban, me hacían ver las cosas borrosas. No entender las cosas me hace sentir muy mal, y siento algo en el estómago, no sé porqué, porque las personas piensan con la cabeza, y no con la tripita.
Detrás de donde estaba papá se oyó un ruido, como cuando dejas caer tu albornoz de baño al suelo pero más alto. Mi papá se giró y mi mamá me soltó. Yo no veía bien porque las mesas eran muy altas y me tapaban, pero había un señor en el suelo, y estaba como temblando y tenía vómito que era del color de la papilla que me daban cuando era un bebé.
Dejé de apretar los dientes, porque nunca había visto a un señor ponerse malito así y me asusté un poco. Mi mamá es médico, así que se acercó al señor para curarlo, y dijo algo de una ambulancia.
Al de un rato llegaron unos chicos muy mayores, pero no tan mayores como papá, y se llevaron al señor en una camilla. Parecía que estaba dormido, y le pregunté a mi mamá a ver si se iba a morir. Mi mamá me dijo que no, que solo había sido un susto, aunque eso no sé porqué lo dijo. Yo sí que estaba un poco asustada.
Al final me tuve que ir con mamá, así que le di un beso muy grande a papá y nos fuimos.
Me gusta contarte historias, no sé porqué. Es la hora del recreo. Aunque tú eres ya muy mayor para el recreo, así que no creo que te apetezca venir.
¡Otro día te hago un dibujo de una playa!