_dopamine

A veces un dolor de cabeza que viene por nada, se va con alcohol.

Los que vienen con un motivo bien marcado, no se suelen ir más que con el Tiempo. Mucho, mucho tiempo.

#Bed tales Two: Around the World.

Hasta el último céntimo en tu haber lo has invertido en irte fuera, en ver el mundo. Te encanta viajar, y ver cosas diferentes, aunque luego no te acuerdes de adonde has ido.

Pero eso… no importa. Lo que importa es conocer otras realidades, muy diferentes, otras culturas. Otras cosas. Otras personas.

Otras barras, otras camas. Otras formas de follar, y de amar. Y sabores de bocas extranjeras y de bebidas típicas que todo el mundo parece capaz de beber como agua menos tú.

Miras el reloj, 8:05. Te queda una hora de sueño, pero jurarías que te has quedado dormido 20 horas y que ya es sábado.  Pero no.

Viajas de un lado a otro. Te viene a la mente la palabra “Mesopotamia”. Qué más da. 8:20. No puede ser que hayas cogido varios aviones y cambiado de país varias veces en tan solo ese tiempo.

Decides dormir una hora más. Porque te encanta viajar, y por una puta vez, parece que tus sueños duran. Te encanta viajar.

Porque es una forma elegante de huir.

_caffeine

Resulta que, todo acto está impregnado de connotaciones suicidas indefectiblemente. 

Me sorprende no haberme dado cuenta hasta hace relativamente pocos años, que todo está conectado. Hoy en día, estas conexiones se plasman en diodos magnéticos en algún servidor sito en vete a saber donde, gracias a la red de redes. 

Y, joder. Da igual lo que hagas. Porque parece que vayas a tener que responder ante el tribunal de toda la sociedad, siempre, siempre, sin lugar a dudas. 

 

Pues ahora me apetece esto. ¿Y porqué no? 

 

#Bed tales One: Back to your place. 

Todo está borroso y aparecemos tú, tu padre y yo, llevando cosas hasta tu casa. Estamos subiendo las escaleras, no hay ascensor. Son terriblemente estrechas, y poco uniformes. Vamos prácticamente escalando hasta llegar. Al llegar a tu piso, El último, no puedo quedar más sorprendido. Las escaleras acaban en un extremo, sin otro tramo que lleve a la puerta, y ésta se cierne a la Pequeña Nada de 2 metros de caída hasta donde estamos.

Para entrar, hay que subir hasta la ventana del fondo, que queda más o menos a la misma altura que la puerta. Después, con cuidado, apoyando una mano en la pared de enfrente, y los pies en un pequeño alféizar decorativo, a pequeños pasos llegamos hasta la puerta y entramos de un salto. Una estancia bastante amplia, con 2 camastros grandes desvencijados, nos da una sombría bienvenida. 

Tu padre se echa inmediatamente en su cama y se duerme. Tú y yo, nos quedamos mirándonos con cara de doceañeros. Me sonríes, saltas a la cama como una niña traviesa pegando un gritito, es como si estuviéramos solos en la habitación. Te zafas de los pantalones sin usar las manos, y también te deshaces de la chaqueta. Contemplo tus piernas desnudas, desde la punta de tus calcetines de colores hasta unas bragas negras de cintura baja. Me sonríes. Te sonrío. 

Salto contigo a la cama y me quito la ropa. Nos abrazamos. Y no hacemos nada. Miramos por la ventana. La galería me recuerda a la casa de mi abuelo, en el pueblo. Con madera vieja pero resistente, y con aspecto de que se vaya a venir todo abajo. 

Te beso la cabeza. Descubro en la mesilla una especie de video consola portátil, y nos ponemos a jugar. 

Se oye un ruido en la otra habitación. Entra tu madre. Me da vergüenza hasta girarme. Se queda mirando la silueta dormida de tu padre, que en ese momento se despierta. La mirada viene a decir: “así que este es ese chico”. Es tan clara que hasta la oigo. En mi nuca. Me giro, sonrío tímidamente, y como con resignación, me da un beso en la mejilla que me deja marcados unos labios rojos de pintalabios. Me levanto y me apoyo contra un mueble.

Me sigues. Me quitas el pintalabios con la mano, sin demasiado éxito. No recuerdo nada más. Ni siquiera recuerdo quién me gustaría que fueras, desconocida.  

 

 

_Bofetadas

-Pretender que no ha pasado nada, es un poco puta mierda. No, no es eso, lo que yo hago, quiero decir. O igual sí. No importa una mierda. En cambio, ver como nunca le importaste lo más mínimo a alguien que te usó para su único y exclusivo beneficio, incluso X tiempo después, sí importa. 

-Aunque eso tampoco significa que haya que tomar medidas de ningún tipo.

-Sólo me apetecía mencionarlo para que quede constancia. Nada más. No voy a hacer nada. ¿Para qué?

-Ah, no sé. A veces lo haces. 

-Ya, a veces lo hago. ¿Me llenas el vaso?

-Claro. 

-Da igual de todas formas. 

-Ya lo creo. ¿Qué hacemos luego?

-Nada. Qué vamos a hacer.