_cyclic

Eres tan diferente, original… eres tan capaz de sacar lo mejor de cada oportunidad, creando a cada paso algo nuevo y único, algo que evoque tus sentimientos más oscuros… eres tan especial, que eres vulgar. Eres más de lo mismo, cansinas repeticiones de eventos puntuales que la gente, al pasar por ellos, siente algo especial. Eres ese tipo de persona, que a la cara se queda sin palabras y después, en la soledad de su habitación, con varias horas por delante para darle vueltas a todo, escupe, maldice, compone y destruye todo a su paso.

Eres la mezcla perfecta entre envidia y obviedad. Eres de los que odian ser mirados por la calle, y no deja de mirar.

_diciembre muere

“… le arrancarías la cabeza sin dudarlo. Harta de que te hable como alguien que ya ha hecho todo lo que tenía que hacer en la vida, como alguien cuyos continuos errores y salidas de tono deben de ser ignoradas, porque ahora sólo vive para dar indicaciones a los demás. Únicamente para deleitarse viendo sus deseos de mierda cumplidos a corto plazo, y quejándose de que no se le escucha pese cuando la verdad es que nunca deja hablar, ni pensar, ni llegar a una conclusón, ni tomar una decisión…”

No te mueras diciembre. ¿No ves que después viene enero? Y nos embriagará con su frío para jodernos mientras durmamos.

_agua

Llueve, lluvía, llueve, y arrastra el dolor, en los patios oscuros de las grandes ciudades. Arranca el pavor de quien teme su sombra. Abraza el símil que nos ofrece el día a día como una metáfora insulsa de la puta realidad.

Llueve, y tiñe de falso negro todo lo que tocas, y limpia algunas cosas, y otras conviértelas en un lodazal apestoso. Irrumpe sin permiso como dando una patada en la puerta de un baño pequeño, sobre decorado y poco iluminado justo antes de ver una sobredosis. Despierta la curiosidad de la gente.

Llueve, maldita sea, y aclara la vista del ciego, del que no le quede más remedio y del que lo sea por voluntad propia, y de su rastro de conformidad obligada. Impregna de gotas frescas de sueño cada flor, cada hilo de mi manta.

Llueve sobre el mar.

Me gusta la lluvía, pero odio mojarme. Es así de simple.

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Poco a poco te conviertes en tu antítesis. La negación de todo lo que hasta ahora se suponía que tenías que representar por naturaleza. Todo aquello, no es más que un borrón lejano en la memoria. Pagaré por ser feliz, hasta conseguir no apreciar en absoluto lo que significa la felicidad. Follaré hasta que sudar pegado a otro ser humano sólamente esté a un cigarrillo de distancia. Compraré hasta que no quede nada por comprar. Beberé hasta reducir su significado simplemente a eso. Consumiré información hasta que el verdadero poder resida en ser ignorante. Confiaré hasta que no pueda levantarme más, y solo entonces, odiaré a mi prójimo. Encarcelaré a individuos hasta que la verdadera cárcel sea permanecer en el exterior. Violaré, blasfemaré, insultaré, faltaré al respeto, mataré, profanaré, hasta que sea un ejemplo de buen comportamiento social. Deshecharé hasta que la única opción sea una bala y un revólver. No compartiré con nadie, hasta que no tenga a nadie con quien compartir. Reiré mientras sea yo el que tiene el arma, y no tú.

Seré un ser humano más, hasta que no necesite a nadie para nada. Hasta que pueda suplir las sensaciones que el resto de individuos causan en mí con distintas pastillas o acciones.

No está tan lejos. Pese a que no deje de ser demagogia despreciable.