_bastardness

Todo tiene un límite. Todo.

Te puedes pasar años pensando, alcanzando ideas y llegando a conclusiones. La mayoría de las veces no son más que cábalas de poca monta que no aspiran a nada más. Pero un buen día, descubres que otras personas, desde su propia experiencia, tan distante de la tuya, y con lo poco que compartís, han alcanzado las mismas ideas y conclusiones.

No sabes si llorar y reír a la vez, o si creer que existe algún tipo de determinación Superior que sincroniza los procesos cerebrales de los humanos que están en una situación de algún modo similar. Algo no tan descabellado por otro lado. Lo de la sincronización condicional, digo. Mierda, y más mierda.

Toda la vida has seguido las pautas que te han dictado. Probablemente, la ignorancia más absoluta te ha hecho llegar a donde te encuentras ahora. No tu ignorancia, si no la de aquellos que te han aconsejado. Y tu, te dejas hacer. No por tu docilidad, si no porque a cierta edad, no tienes nada en claro. Desconoces Nuevenoventaicinco. Desconoces Standstill. Después te darás cuenta, de que hay gente que se ha molestado en pensar las cosas, en vez de cosar las pensas. O algo así. Pero pensarás que es demasiado tarde. Y demasiado dificil. Estas pillado por los huevos, amigo. Tu entorno ejerce más influencia sobre tí que tu propio cerebro.

Pero se te escapa algo. Tu entorno, tus condicionantes. Desaparecerán un dia. Y ese día, te cagarás en muchas cosas sagradas. Por no hacer lo que debías haber hecho. Pero… a ver quien es el que tiene los cojones, ¿no? Estamos hechos para dudar de las pocas cosas que tenemos claras.

Los mayores no tienen miedo, porque sencillamente si tienen tiempo para tener miedo, es que lo están perdiendo.

_alicientes

Hay… una cosa…

El problema, básicamente, radica en que mis alicientes se encuentran demasiado lejanos a “lo-que-debería-hacer”. Quiero decir, si mi deber resultara un aliciente, entonces, guau, genial, La Panacea. Pero no. Y supongo que con pocas personas… a no ser de que sea algo vocacional o un déficit mental. Cada uno tira hacia donde quiere…

Es complicado forzar a tu cuerpo a hacer cosas contra su voluntad, hablando desde el punto de vista vegetativo. Como cuando tienes un cubata en la mano, pero sientes el aviso: un trago más, y te pasarás 4 horas vomitando. Cómo obligarte a “lo-que-deberías-hacer”, cuando ello y todo lo que lo rodea (o casi su totalidad, al menos), crea en ti un asco inaplacable, no algo que puedas superar tapándote la nariz y arrugando el morro, si no algo que sientes que te pudre la cabeza, por hipócrita y por desgraciado.

Tras un par de sorbos de cafe con mucha, mucha azúcar, te das cuenta de que peor que tu situación es la de los infelices, que ya estén a tu nivel o dirigiéndote como cliente-alumno, están convencidos de la bondad de su trabajo. Una cosa, es querer tener la autoestima alta, y otra muy distinta, dar por buena una jodida mierda que no vale ni como boceto a mano alzada en la servilleta grasienta de alguna cafetería de la periferia. Para nada.

Recuerda con tristeza el día en el que te diste cuenta de que te estaban metiendo con calzador información que, aunque sabías que existía, no te interesaba procesar. La excepción para la cual no valía la máxima: “el saber no ocupa lugar”. Ocupar, no ocupa, pero ensuciarte la mente, te la ensucia, y mucho.

No en vano te has pasado la mayor parte de tu vida pensando. No para que te den la mierda en una pequeña bandejita con el símbolo de su secta, y se queden a tu lado de pie esperando a que te lo acabes todo, para castigarte en caso contrario.

Así es como nos sentimos algunos.

_arcada

Te das cuenta de que lo vuestro no hubiese funcionado en la puta vida. Bajo ningún concepto. A diario deshechas la posibilidad de hacer doble click y forzar un saludo. Pero prefieres no hacerlo antes que irte sin despedirte.

Es triste. Pensar en cosas más tristes aún no te consuela. La gente ahí fuera sufre, pero nadie tu parte. Cada uno lo suyo. Con eso sobra y basta, menos a veces. Si no era una de esas veces, entonces, es que no iba a ningún lado. Quizá te cueste admitirlo. Es igual, porque hay verdades que destruyen cualquier puta ideología, por infecta y propensa a ser adoptada que sea.

Y qué más da. Todo acaba por ser efímero si miras desde la distancia adecuada.