No se si soy amigo de las reflexiones mierdosas que colman estos días los medios. Quizá en algún momento de mi vida he recapitulado los acontecimientos destacados del año para sacar algún tipo de conclusión después. No lo sé.
Los últimos doce meses, no requieren análisis alguno. Ha sido un gran año. Por primera vez en mi vida, cada ostia ha sido seguida de una recompensa mucho mayor al de un tiempo. Y esto no es ninguna casualidad. Todo lo que he hecho, ha sido posponer el llanto y echarle huevos al asunto personalmente, sin intermediarios, sin culpables, sin más aspavientos de los necesarios para deshacerme de los curiosos que se pudieran arremolinar en un momento dado y seguir adelante de la única manera posible en esos caso: sólo.
No voy a explayarme con detalles que no interesan a nadie más que a mí. En realidad, este post es sólo para excusarme: Salvo en casos de necesaria procrastinación, no escribiré nada hasta dentro de unas semanas, que estaré más ocioso. Y en ese punto, puede que sí me moje y evalúe desde mi punto de vista ciertos aspectos de la vida que he preferido maneter un poco al margen estos 4 años. Todo se verá.