_Inciso

Voy a hacer un pequeño alto en la historia de Raúl, porque me apetece escribir sobre otras cosas, qué hostias. Esto no significa que sepa sobre lo que escribir, que nadie piense que voy a exponer un tema ni nada por el estilo.

Ayer, fue un gran día. Más bien una gran noche. No es algo de lo que me enorgullezca especialmente, pero últimamente salgo hasta las mil, porque me lo paso de puta madre, y claro, si estas por ahí, pues por favor mi tabaco y mi copa. Y así nos va. Que salimos a la calle y no somos más que una desgracia humana. Buscando La Siguiente. Es un curioso experimento. No ponerte un puto límite a la hora de hacer ciertas cosas, consigue que todo el buen karma del mundo o como mierdas te guste llamar a la puta casualidad, se reúna en un mismo sitio para dar lugar a situaciones densas.

Esta semana, ha sido cuanto menos, interesante. He conocido a gente cuya existencia hasta ahora se reducía a un texto colgado en internet, y hemos hablado de gilipolleces, y muchas veces de lo mismo sin saberlo hasta que nos dábamos cuenta. Incluso aunque ya no nos acordemos. Jodido tarado, te echaré de menos y lo sabes. 

No se si me lo dijo alguien al oído mientras dormía o si es algo que he llegado a elaborar yo solo, pero la conclusión de la semana es muy básica y muy entendible: Si bebes, hablas más, nace una confianza ficticia desde el culo de la copa hasta tu cerebro. Vale. Si sigues, se va todo a tomar por culo. Y prácticamente es como si un mudo intentara por todos los medios avisar a la chica mona que detrás está el asesino en serie, a punto de atravesarle la carótida con un pica-hielos. Y francamente, no hay nada que me joda más que ser incapaz de hilar, no ya peticiones básicas como “priba”, “cigarro”, “fuego”, “ambulancia”, si no las frases más putamente enrevesadas que estoy formando en mi cerebro, pero que mi boca y aparato respiratorio superior de puto borracho es incapaz de reproducir siquiera parecido. Mierda y más mierda, porque ya que tengo la suerte o la desgracia de pensar 4 veces más rápido cuando bebo, para alguna que otra cosa interesante que se me ocurre soy incapaz de decirla, joder. Y esto es aplicable a todos los espectros y estratos de conversaciones existentes. 

Otra cosa curiosa que me ocurrió el sábado pasado, fué que por primera vez, una idea que estando sobrío me parecía la ostia, a cada trago que daba me parecía más y más mierda, algo imposible, incluso llegué a avergonzarme de ser tan ingenuo como para pensar que una mierda como aquella servía para algo. Joder, vaya fraude. 

Siguiendo el orden de acontecimientos destacables de la semana, diré que el sueño etílico de hoy ha estado basado única y exclusivamente en una persona. Que venga alguien y vea esto, porque no es posible. No tengo la más mínima posibilidad de recuperación, con determinadas cosas soy gilipollas. Pero este no era el caso. Me ha venido a la cabeza un nombre. He evitado a tiempo afortunadamente, que mi cerebro recreara la imagen de esa persona, porque os aseguro, que he estado a punto de vomitar tan sólo por el hecho de visualizar su puto nombre. De hecho ahora mismo, aunque ya esté prácticamente recuperado de ayer, me están dando unas pequeñas nauseas por estar escribiendo esta mierda. Joder, es incomprensible. 

Me hablaban hace un tiempo sobre gente que te va a tocar el timbre a las 2 de la mañana para discutir. Esto es peor, no necesito que venga nadie más, yo solo me mando al puto fondo. Para que quieres enemigos, si puedes pegarte un tiro a ti mismo mientras duermes.

Recuerdo alguna cara y algún que otro teléfono y algún que otro sospechoso mensaje de móvil. Cuando piensas que algo, dentro de las cosas posibles física y empáticamente, va a pasar, y pasa; ¿Porqué pasa?¿Porque iba a pasar, o porque inconscientemente has hecho por que pase? Espero al menos no acordarme de esto cuando estemos follando en el baño de alguna cafetería.

 

Hey, y ya sabes. No te tengo ningún rencor. Si no todo lo contrario. Espero poder decírtelo muy pronto.

 

 

 

_La mujer del vestido Rojo!

Esperando a lo inevitable.

Sentada en unas escaleras poco transitadas de una muy concurrida plaza de la ciudad. La chica de rojo lloraba desconsoladamente esperando. A nada. A algo que no llegaba nunca. Algo inalcazable y a la vez tan a mano.

<<

-Porqué lloras.

-Supongo que por todo y por nada.

-¿Te importa si me siento a tu lado?

-¿Porqué iba a importarme?

-Por lo mismo que no te iba a importar. Por nada. Por todo. Por yo que se. Sólo estoy borracho, no sé ni lo que digo.

-¿Te conozco?

-Lo bello es que no me conoces de nada. Y lo bello es que me importas. No te voy a mentir. Tu imponente aspecto me ha trasladado lejos de aquí. A un mundo dificil de imaginar. Soy capaz de ver. Más allá de tu vestido rojo y de tu imponente aspecto atravieso a gran velocidad llanuras recónditas de odio y de amor atmosférico.

-¿Estás loco?

-Un poco. Todavía no se tu nombre.

-No tengo nombre hoy.

-Te sonará a tópico pero no tengo en absoluto nada que echarte en cara. Es más. Te entiendo.

-La verdad es que no suena nada original.

-Sólo soy yo.

-¿Perdona?

-Que solo soy yo. No soy nada más. No soy la imagen que pretendo venderte. No soy lo que me he inventado en la ducha mientras pensaba que ibas a estar ahí. Sólo soy yo.

-…

-Tu vestido rojo a destrozado mi alma. Tus pies descalzos han inundado mis ojos de amor. No es tan dificil. Quiero poseerte hasta que acabe esta noche, hasta que todo no sea más que una reminiscencia inocua del ayer.

-Me das miedo.

-Todo el mundo tiene miedo a la verdad, el saber cuando jugarsela no es más que otro artefacto más en la vida.

-Estás loco, no se si eres lo que necesito ahora mismo.

-Ahora mismo, dollface, necesitas lo que sea, pero no a él.

-Estas destruyendo mi alma por momentos.

-No es ni mucho menos lo que pretendo. Sólo que seas capaz de, por una vez, abrirte a lo que eres. Sin condiciones. Sin nada.

>>

Ella le mira. Le desea. Es la primera persona sincera en mucho tiempo. Es lo que siempre ha deseado pero efímero. Quizá no pueda encontrarlo en otro formato, quizá no haya posibilidad alguna de algo así para siempre. Es una canción que nunca acaba pero que acaba. Es lo que todos soñamos.

Mirándose como dos entes complementarias completan su propia mirada con un beso, prolongando así su existencia hasta el más infinito punto del cuerpo. Sexo. Drogas. Sentimientos que mañana serán sucios pero que hoy son Soma Perfecto.

Te despiertas. Todo ha acabado. No hay vuelta atrás. No hay un siguiente paso. Todo es tan fugaz que es efímero. De hecho ya ha ocurrido y no ha significado nada más que la perfección. Estas en tu apartamento y todo sigue igual. Apenas recuerdas haber salido. Quizá ya estabas borracho. Pero alguien aprendió algo esa noche. Y tú también.

_Deja vu!

Mi nombre es Raúl Ramirez.

<<

Tío, vamos a jugar.

Paso, Raúl.

Venga ya, ¿qué más da? ¿Acaso te preocupa lo que se pueda decir de tí? Ni que puedas llegar a ser algo más que una anécdota en la noche de alguien. Como si el camarero le gasta una broma al ponerle una copa. Nada más.

Vaya, acabas de joderme la noche, gracias.

Venga tío, no es eso lo que pretendo. Simplemente anímate. 

Mira, vamos a hacer de esta la noche de las verdades incómodas. Tú sabes quién es ella, y yo también.

Claro.

Voy a ir, y le voy a decir al oído que padezco, que padezco mucho y no precísamente angustia cada vez que la veo. Y ya. Ahí va a acabar todo. No voy a babearle en la oreja, ni a echar un bailoteo cuando no sepa que decir por lo forzado de la situación, ni nada. La miraré justo antes de que me selle la frente con un INSANE en letras rojas mayúsculas y me iré.

Eres el puto amo. Pero y perdona por lo de antes.

No es nada.

>>

Por más que lo intento no recuerdo quién es él. Sólo sé que sabía mi nombre, y que se acercó a una Mujer en aquel sitio y le soltó eso. Y a ella, le faltó tiempo para cogerle por el hombro mientras este se alejaba y darle la vuelta, quedándose quieta mirándole a los ojos, tímida pero a la vez expectante y excrutante, para finalmente, acabar en una tregua materializada en un abrazo en el que se traspasaron el uno al otro, y un beso que olía a sexo desde donde yo estaba.

Oh, dios. Porqué me resulta tan raro y tan familiar todo esto.

Estoy tirado en el suelo de la habitación, he arrancado en mi caída inevitable desde la cama prácticamente todas las sábanas, y ahora estoy mirando a la penumbra con resignación. Otra noche inolvidable para muchos, supongo. 

Para mí otro hueco más a rellenar.

_Surrealismo!

“Raúl. Despierta, Raúl.”

 

Los planes para hoy han cambiado. Se han desviado, aunque no demasiado, pero sí, lo han hecho. 

Es de noche otra vez. No saabes si estás recuperado del todo de la última vez, pero no tienes muchas más posibilidades. 

“Mira, el mensaje de hoy es muy sencillo. No fuerces. No manipules. Disfruta el momento. No actues. Solo siéntelo. No vas a poder hacerlo muchas veces, así que cuando notes, sientas, que es la oportunidad anhelada, simplemente deja que todo fluya hacia fuera y alrededor. Quizá tiéndeles tu cuaderno de viaje para que hagan alguna anotación sobre la noche, y después, cuando te encuentres cansado, estréchales la mano a todos, y no preguntes por teléfonos, por contacto de ningún tipo. Ese momento era mágico en ese instante, y ya está. El recuerdo será bueno, y quizá en el futuro, os crucéis de nuevo. Pero no obligues al mundo a satisfacer tus absurdos pensamientos. Let it flow.”

Mi nombre es Raúl Ramírez. En el momento menos pensado, siempre vuelvo a ver el Sobre. Estoy aprendiendo a ignorarlo. Pero tarde o temprano tendré que abrirlo, y enfrentarme a él.

Seguiré por aquí.

_Inevitable!

Me llamo Raúl Ramírez y no tengo identidad.

 

Un zumbido al otro lado de la habitación me hace blasfemar. No, no… NO, NO, NO!! A tientas buscando algo que se ilumine en la oscuridad, me hago cargo de que apenas puedo tenerme en pie. Estoy muy borracho. Son las 12 de la mañana.

No llego a coger el teléfono. De todas formas, dudo de que la imagen que pueda dar una voz borracha al otro lado de la línea a cualquier persona a esta hora, sea algo deseable. Maldita sea, tengo cosas que hacer hoy. O tenía, ya no se si el presente y el pasado siguen estando separados por algo más que la barra de un bar al atardecer.

Me cerciono de que llegué de una pieza y sin perder cosas hasta casa ayer, y entonces empiezan a venirme flashes de pequeñas situaciones vividas. Al final me fuí sin decirle a esa mujer que me gustaba su vestido. ¿O no? No lo recuerdo. Estuve hablando con… pfff, no, no puede ser. Demasiado denso.

Bueno, la verdad, no sé como acabé saliendo ayer, así que supongo que eso es ya de por si bastante denso.

¿Salí ayer? 

Falta escena, y estoy duchándome. El agua me hace bastante bien. Pero una ducha estando borracho, es como una canción o una película. Empieza y acaba.

Mientras me seco, pienso en aquella frase que nunca dije, o en aquella otra que repetí demasiadas veces. 

Y vuelvo a mi habitación. Apesta a vodka destilado en cuerpo humano, a descontrol. Y a tabaco viejo. Me hago cargo de que me huele el aliento a alcohol como si hubiese estado bebiendo Everclear durante 10 horas sin parar. Es desagradable, pero en la vida, hay que disfrutar del placer, y del dolor. Si ahora por todos los medios intento quitarme de la boca esta plasta maloliente, mañana me pillaré otra cogorza igual sin apenas pensar en cómo estoy ahora. Y no. No podemos permitir que no tenga consecuencias. Siempre ha de haberlas. Siempre.

Y mientras digo esto, lo veo. El Sobre. Sigue donde lo dejé hace 2 semanas, y me entra tanto miedo, que apenas me da tiempo a ir corriendo al servicio y abrir la tapa del retrete para vomitar.

En mi estado… supongo que nos seguiremos viendo por aquí.

 

 

 

 

_Confrontación!

Me llamo Raúl Ramirez y no tengo identidad.

Mientras camino por el Paseo de Gracia, pienso en Bilbao, en todo lo que quedó atrás el día que ya no había vuelta atrás. Me siento en la cafetería de siempre, junto a la ventana. Café con leche. Y se pone a llover.

Esta ciudad sigue siendo una completa desconocida para mí. Me siento espeso y desorientado, así que dejo que mi cerebro me mueva las manos a su antojo. 30 segundos después un Moleskine desgastado y cedido por meter bolígrafos dentro descansa en la mesa, junto a un mechero Zippo y tabaco de liar. Golden Virginia. Papel Rizla. Me paro a pensar un segundo como soy capaz de sistemáticamente comprar siempre lo mismo de todo, lo que más me gusta, y por otro lado me cuesta tanto saber quién soy en realidad.

Fumo mi tabaco mientras la lluvia se convierte en tormenta y repiquetea contra la ventana. La gente huye despavorida ante el Gran Monstruo del Agua que les hiere al tocarles, por lo visto.

Una mujer entra al establecimiento. Apresurada pero firme, se acerca a mi mesa y se sienta. Tocado de pelo a la antigua, que retiene en un moño detrás de su cabeza su Pelo Más que Negro. Traje entallado verde, aterciopelado. Medias lisas negras. Zapatos estilo años 30. Por un momento tengo el impulso de mirar mis ropajes, no sea que haya viajado en el tiempo y no me haya dado cuenta, pero consigo replimirlo. Todo parece contemporáneo allí, y curiosamente no quiero ofender a esta desconocida.

Ella me mira fíjamente, y descubro con poco esfuerzo que es preciosa. No, no me estoy explicando bien. Tiene una cara equilibrada, y bonita, apenas lleva maquillaje y su aspecto es muy natural. Pero le miro más allá del cerebro, y algo me dice que almacena cantidades ingentes de bondad y sinceridad.

Estando en mis cábalas absurdas lejos de allí, una mano cubierta con un guante negro de aspecto sedoso me tiende un sobre a escasos centímetros de la cara. Imagino que le ha costado hacer ese movimiento, y que al auto obligarse a hacerlo le ha quedado tan violento que el sobre ha quedado demasido cerca de mi rostro. Pero quitar la mano sería una muestra de debilidad, y ella lo sabe, y sabe que yo debo imaginarmelo.

Cojo el sobre y casi oigo su suspiro de alivio. Se levanta y se va sin mirar atrás. La veo desaparecer entre el torrente de lluvia y gente corriendo. Me miro las manos y veo un sobre gris, no demasiado abultado, que está claro que contiene algo, y empiezo a acojonarme sobremanera.

¿Qué es esto?¿Quién es ella?

Y sobre todo… ¿Quién soy yo?

Supongo que… nos seguiremos viendo por aquí.