Para variar tengo sueño, y para variar no me dejabas dormir anoche.
A veces me da por pensar hasta donde podría aguntar una determinada situación. No tanto una situación de condiciones físicas extremas, si no una Situación, a secas. Una circunstacia en la que lo que en un momento dado fue pasión, se convierta en rutina.
Concluyo, tras pasar por estadios intermedios, que podría aguantar indefinidamente. Aunque claro, en las cosas de más de uno, lo que un individuo pueda hacer no es nada si no se corresponde con lo que los demás quieran hacer.
Solíamos especular con lo que iba a pasar, y nos ibamos a la cama con el ceño fruncido y con ganas de no hablar. Aunque realmente en el fondo yo pienso que no nos importa demasiado lo que pueda pasar. Somos como dos críos con un juguete nuevo, algo que encaja perfectamente con nosotros, como 2 piezas que llevaban no buscandose bastante tiempo ya.
Siempre no diciendo nada en concreto. Porque realmente, para qué quiero hablarte, si con mirarnos ya nos lo hemos dicho todo. Casi siempre.
Y ahora, tras todo este tiempo ha llegado esta semana que para mí, tras pasar por varios estadios intermedios, me he dado cuenta de que sólo tiene un día. Y un instante en concreto. Y un preciso fotograma que espero y deseo se grabe a fuego en mi mente y sea el punto de apoyo en el que consolarme cuando pierda la fe ciega que me posee desde hace casi 3 meses.
No tengo ganas de mucho más que de lo que te prometí.
Me gustaría dar las gracias a la gente que apoya este blog. Quiero que sepais que me ponéis entre la espada y la pared con vuestros halagos, aunque en fin, trabajar bajo presión nunca fué un problema.
Gracias.
Si tu máxima ha sido siempre escribir lo que te apetece pasando de cualquier condicionante, y si eso es lo que te ha llevado a escribir lo que te hemos dicho que nos gusta, no creo que sea una buena idea cambiar. Escribe lo que se te ponga en la punta de los huevos.
De hecho no pienso cambiar.