_El futuro no está escrito

Lenta pero irremediablemente se acerca el porvenir. O nosotros a él. Y me pregunto porque Kuraia es un grupo tan bueno, y yo no soy capaz de saber qué voy a hacer ni donde voy a estar dentro de un mes.

Puedo hacer vagas aproximaciones, pero realmente esta última hornada de días frescos para aprovechar, esta viniendo marcada por una escisión del pensamiento habitual. Algo está cambiando. No todo cambio es bueno en fondo, pero si en forma. Digamos que ningún cambio es malo del todo.

Si ya de por si mi absurda cabeza no deja de pensar ni un instante en las 10000000000000 variables que manejo en cada instante, ahora más si cabe, más pensar, más factores, más amplio espectro de acción, a tener en cuenta. Muy complicado. El “que pasaría si”, y muchos más…

Las hojas del calendario no son más que una manera de numerar situaciones en las que tendremos que decidir. Constantemente. Algunos a un nivel más importante que otros, pero decidir al fin y al cabo. Y aunque no lo parezca, hasta la decisión más insignificante altera el desarrollo de todo lo que viene a continuación.

Cuidado al escoger…

Riesgo.

¿ Que eres ?

Siempre tan presente… no nos damos cuenta…

Te sentiré arriesgándome.

_El miedo de la duda

Inevitablemente tras una vida arrastrada, salpicada, si no plagada de situaciones en las que nuestra confianza se vio violada sin piedad en un callejón…

El miedo de la duda. Y quién no tiene miedo. No tener miedo no es ser valiente, si no ignorante. Puede que aunque estemos aterrados, sigamos hacia adelante. Síntoma inequívoco de valentía.

Tras el rosado aspecto de todas las relaciones amorosas, se esconde la puta verdad. La puta verdad puede ser difundida, comunicada a quien quieres, y ser feliz, sincero, bello y perfecto.
La puta verdad puede venir de golpe, sin previo aviso, y de quien menos te lo esperas. Todo esta ahi. La diferencia es cuando nos damos cuenta de que existe.

Es dificil. Tener fe en lo no tangible, precisamente por eso es fe. Y es fácil hablar, muy fácil, pero… ¿ actuar ? ¿ demostrar ?

La duda… la duda duele, la duda quema… la duda asusta… pero yo confio en lo que está pasando.

Por eso… la duda queda relegada a un segundo plano, desencuadrada, nadie se fija ya en ella, y llora en su rincón desamparada e inútil. Pero solo si somos sinceros.
Y solo si realmente nuestros escrúpulos quedaron lejos tras los golpes y las vueltas de campana, y aprendimos a odiar la hipocresía. Y a mirar con quien para abrirnos. Y darnos cuenta de lo que sentimos.

Y no temer sentir “eso”.

_Soy extremadamente cruel

Hilando fino y atando cabos, llego a conclusiones que antes no podría ni imaginar. Y me digo a mi mismo, “es cierto”. Y salpicando de arrogancia todo mi alrededor, dejándolo todo hecho un asco, me doy cuenta de porqué yo sí y tú no, o viceversa, y creo que si no ves es porque no quieres, perdiste esa ilusión quizá, pero no te apetece y huyes.

Aunque no tengo que preocuparme de mirar hacia atrás y verte cuchicheando, sé que no significa que no seas como la mayoría de las personas que me rodean. Simplemente estas lejos y la distancia te mantiene al márgen. Y tu y yo, nos conocemos, y huiste. No te fuiste. Huiste de aquí.

Soy extremadamente cruel. Y con el frío que hace últimamente, más aún, si cabe. Entro a un plano paralelo.

Apagando ideas en sueños. Contemplar cosas horribles, y no llorar. No inmutarme. Rutina mecanizante, deshumanizante, cafeína y nicotina… y sí, epinefrína.

Cada vez que recuerdo cosas como las que ahora pasan por el focus de mi mente y se expanden a uno y a otro lado de mi cabeza, como si pudiera proyectarlas sobre la pantalla del ordenador… no sé ni quien eres. Ni quien eras. Las mentiras y los fraudes me convirtieron en alguien supuestamente cruel.

_Ida y vuelta

Cuando por fin soy consciente de que el día ( o al menos la parte en la que tenemos que rendir cuentas ) ha finalizado, me enciendo un pitillo. Dejo de mirar al suelo al andar por la calle.

Las preocupaciones te golpean en la nuca y no te dejan levantar cabeza, pero los sueños y las ganas de que ocurran ciertas cosas, requieren una cabeza alta, relajada, una postura que permita a los mismos fluir alrededor como un aura mágica. Mira. Míralo. Con la cabeza tan alta, mirando 100 metros por delante. No le entienden.

Inmersas en sus tareas absurdas, las personas se cruzan por la calle, atolondradas, torpes y cansadas, a ciertas horas, ya se hace complicado ver una buena cara, pero cuando te quitas un peso de encima, la verdad es que no cuesta. Apuro la última calada. Expulso el aire mientras me recuerdo lo que queda aún por delante. Quizá saludo sin demasiada gana a algún conocido. E ignoro a la gente que me mira, alarmada. No importa. Envidio durante unos instantes a unos niños que juegan ajenos a Todo.

Borro esa idea de mi cabeza. Demasiados contras si lo miras desde la posición actual, quizá hace unos años… pero no ahora.

La verdadera felicidad… no viene dada por hacer cosas placenteras o que nos gusten, si no en hacer cosas por placer. Por eso disfruto tecleando lentamente, pensando, mientras escucho música o ignoro el enfermizo rumor de la televisión. Y por eso cuando abra el libro de mi mesita dentro de un rato, seré feliz. Y por eso muchas otras cosas.

Mañana anochecerá de nuevo.

_Por algo se empieza

Tras casi un año posteando en The Unavoidable Circunstance, a menudo he sentido la necesidad de expresar ideas o sentimientos, que por motivos obvios, quedaban fuera de lugar.

Y aunque alguna vez lo haya hecho, hoy a estas horas ( 00:30 ), en medio de una acalorada y trivial conversación de msn sobre un trabajo inacabado y de entrega inminente, he decidido empezar este otro lugar. Almacen de letras, palabras, frases, que muchas veces se quedan en el tintero. Y esto vale. Pero me gusta escribirlas, darles vida digital, adaptarlas, colgarlas en la red de redes para que cualquiera pueda, si quiere, disfrutar de ellas como yo lo hago.

Y aquí estoy…

Comenzando con este proyecto una noche como hoy, ad hoc al nombre del blog, noche de esas en las que te descubres a ti mismo fumando en la ventana, repasando el día, organizando las horas venideras, apestando el cuarto con un humo que ya, sinceramente, te da igual. Una de esas que si acaban es porque irremediablemente empieza el día, pero que de otro modo, no le ves el final. Tan cansado. Tan… cansado…

Es una época jodida para los estudiantes. Realmente en este momento, no tengo vida más allá de mi calurosa facultad. Entrar allí a las 8:00, salir a las 21:00… Ver el nerviosismo aflorar en la gente, planear complejos asedios a las máquinas de café, ruido de papeles, caras enrojecidas, y algún que otro llanto. Me pregunto qué hacemos el resto del año. No me contesto porque prefiero no hacerlo. Además, me siento como una corriente de aire frío en el sofocante aula de ordenadores, y una metáfora tan estúpida, necesariamente tiene que tener un trasfondo metafísico inigualable. Aunque no pretendo que nadie se pare a pensar en ello.

Simplemente pretendía empezar un blog, y parece que me he escapado de “Tokio ya no nos quiere”. Pero vamos, que no son horas… y la cama lanza desgarradores gritos de desamparo causados por la soledaad prolongada a la que está sometida, y lo que le queda aún.

Por algo tenía que empezar, como digo.