Realmente creo que tengo un don bastante fiable: enseguida veo cómo son las personas.
Y como digo, creo que es un don, porque no suele fallar. Casi nunca.
Probablemente este sea uno de los motivos por los que me cuesta verme, pero en fin…
Las cosas, no suelen ocurrir porque si. Ni porque no. Ni sin premeditación y alevosía. Y cuando te dije un día: “no me cae bien… no me da buen rollo” y tu me dijiste “eso no lo puedes saber” y yo te dije “para mi desgracia ( o no ) probablemente ya lo sepa”
…
Y hete aquí, un mes más tarde, cuando me veo una vez más con las palabras “lo sabía” pendiendo de los labios. Quizá por pensar mal siempre y acertar siempre, pero en fin…
Tras una breve pausa asimilando cada fragmento de texto, cada “lo que significa” cada hecho, empiezan las preguntas: ¿ y ahora, qué ? En efecto, y ahora qué, sólo que a mi no me afecta en absoluto. No me afecta, pero me duele de alguna forma, porque no lo entiendo, y las cosas que no entendemos o nos asustan y les buscamos explicaciones metafísicas imposibles, o nos queman por dentro. Permanecer impasible no es una opción, me temo.
…
Y recuerdo cosas, y actos, y recuerdo después fechas, y edades, y por último veo sobre mi cabeza de nuevo una enorme interrogación, y bastante rabia salpicada por las paredes, pero en fin…
Probablemente, si escribieron en un papel la palabra confianza, ahora mismo esté en llamas, o arrojado al mar. O totalmente carente de significado en la mente de alguien.
La verdad es que siento hasta una repulsión espásmica, y no puedo impedir imaginarme el momento en que falsees todo lo que eres y has sido y vuelvas a empezar. Y no puedo evitar sentir el dolor que puedes provocar.
Por eso tengo enemigos que nisiquiera conozco. Pero en fin…