A veces me da por ponerme a cantar cosas de improvisto, y a veces lo que canto hace que mis ojos comiencen a temblar en ese previo paso hacia un inequívoco derramamiento de lágrimas.
No entiendo porqué pasa, y tampoco porqué nunca se llega a consumar.
A veces me da por ponerme a pensar en cosas que ya pasaron, y a veces lo que pienso hace que mis ojos comiencen a temblar en ese previo paso hacia un inequívoco derramamiento de lágrimas.
Puedo llegar a comprender porqué pasa, pero no porque a veces no se puede evitar.
A veces de da por ponerme a recordar olores fugaces, y a veces lo que huelo me pone los pelos de punta.
Se perfectamente porqué pasa, pero no porqué sigo haciéndolo aunque duela.
A veces recuerdo el cruce de Berango y el viento entrando por tu ventanilla, justo 2 horas antes de que todo acabara. A veces recuerdo fiestas de Deusto de hace muchos años, justo 2 minutos antes de que todo acabara. A veces recuerdo aquel frío día de diciembre, 2 segundos antes de que todo acabara. A veces recuerdo y a veces comparo. Y me doy cuenta de que ahora es mucho mejor, pero en realidad, lo que es, es diferente, e incomparable.
A veces recuerdo que me odiaras para siempre.
Lo entiendo. Lo acepto.
Y a veces, a veces hay diferenciales de tiempo tan brillantes y claros, que vemos lo que tenemos por delante, y lo que estamos dispuestos a hacer. Y esta, es uno de esos momentos inexistentes casi siempre, y experimentados casi nunca.
A veces hacemos caso a lo que la mente dice y no el corazón, la mente es algo incontrolable si hablamos de los recuerdos que vienen y van cuando ellos quieren, o algo les provoca y vuelven…
Una canción un lugar,un perfume, un gesto, incluso una persona que se asemeja a otra…
Somos así de extraños, que le vamos hacer…
De hecho la memoria es como un perro viejo: Le lanzas un palo, y te trae cualquier cosa…