– Ese momento de mierrrrrda en el que se acerca la hora de volver a casa pero no quieres, porque en casa hay mierrrda. Es exactamente lo que sentía hacia el final de mi última relación.
– No es comparable.
– No es comparable. Pero es la misma trampa.
– Pero cuando yo vivía con mis anteriores compañeros de piso era lo mismo.
– La trampa de no estar a gusto en tu puta casa.
– Y. Me iba al bar con traje y corbata a beber bourbons. Es una sensación HORRIBLE .
– Ya sé.
– La última planta del infierno.
– ¡Ding! Planta 9. Lencería. Complementos. Infierno en casa.
– Y en la 10, ¿Qué hay?
– Terraza con piscina. Pero es imposible trascender a ese nivel, porque implicaría que nada tiene relevancia en tu vida ya. Has trascendido todo el Bien y el Mal y estás tomando copas servidas por gente muriendo de hambre mientras dan el Barça Madrid.
– Joder.
– Y cuando marca el Barça gritas ¡PUTOS CATALANES! y empiezas a disparar mientras tus colegas se despollan. “Haha, eres incorregible” Y tu te ríes, y le tiras la pipa a la cara a alguien y dices “hahaha, tenéis razón” y sacas la AmEx Black y pides otra ronda de whiskies a 60 euros el single, y obligas a unos críos a que te pinten rayas de farlopa.
– Me estás contando esta mierda y me está dando una blanca.
– La niña que te ha preparado la droga luce un collar con el número 457 y le sangran los dedos, y le das una bofetada por manchar la barra del bar con sangre por error. “¡PUTA!” Gritas. Y después tiras toda la farla al suelo, con la manga. Te sujetan dos de tus compañeros pero están riéndose. Están partiéndose el puto culo. Así que coges la botella de whisky que os acabáis de beber y la tiras por la azotea.
– No quiero escucharte.
– Me da igual lo que tu quieras. No puedes huir. Tiras la botella a tomar por culo, y golpea al caer a un tío que va de la mano de su novia. Ese. Tío. Eres. TÚ. Hace. 10. Años. Cuando estabas en el nivel cero del infierno. Ese es el MOMENTO EN EL QUE EMPEZASTE A ESCALAR, SIN DESCANSO. FIN.
Me cago en Dios.