Hoy he ido a comprar a una gran superficie. Por algún motivo, tras unos años, vuelvo a llevar siempre una gorra negra. Sobre todo cuando conduzco.
He aparcado, me he calado la gorra lo más que he podido, hasta poder ver lo justo para no caerme sin levantar la cabeza. He esquivado gente hasta la entrada, y he comenzado a sentir náuseas.
Mientras avanzaba hacia la sección de líquidos inflamables me he sentido como el jodido Walter White de Breaking Bad.
Ha sido fantástico. En menos de 3 minutos ya estaba otra vez en el coche.
Depósito lleno. Vamos.