_Conejos Suecos (Sverige 2 de 3)

De ardiente frío y caprichosa necesidad se llenan las ansias de destrucción de los pobres desalmados que beben en los parques de Estocolmo. Como bien decía alguien que no recuerdo, crea una situación tan absurda que nadie de crédito a lo que está ocurriendo. Y así fue, porque ni ahora ni dentro de unos años sabes cuando va a aparecer el conejo en cautividad simulada al que tengas que seguir para dejar de recordar.

Pero, ni con una señal tan evidente como ese conejo delante de nuestras narices, fuimos capaces de reunir el valor suficiente para desembarazarnos de nuestros miedos. Frío lacerante. Mierda. Frío de cojones. Nuestros estómagos vacíos, planeando, recordando. El conejo se alzó sobre sus patas traseras, se rascó su nariz como bien pudo, intentando llamar nuestra atención. Miramos a los lados, en busca de la broma, de la cámara, del monigote.

Como de costumbre allí no había nadie más que nuestro abrasivo vaho interior, desvaneciéndose como los buenos recuerdos que nunca, nunca duran suficiente. Ah, y algo del viejo vodka de la vieja Rusia. Intentamos, supongo, perseguir al conejo con nuestras huidizas miradas, incapaces de centrarse en nada el tiempo suficiente como para saber qué cojones está ocurriendo. Y, supongo, fracasamos estrepitosamente. Al menos eso demuestra la ausencia aparente del conejo.

Los conejos son, por naturaleza, animales precavidos y huidizos. No era el caso del nuestro que hacía oídos sordos a cualquier gesto que tuviera la intención de espantarlo. Valiente descerebrado. Dicho esto, todos esperarán algún tipo de conclusión pero, joder, ya está bien de conclusiones. Hay hechos que son simplemente eso, hechos. No hay doble significado, no hay que saber leer entre líneas, no es necesario hacerse el interesante. A falta de bolsas de papel, optamos por los inofensivos botellines de plástico. La bebida habría pasado por simple agua si no hubiera estado mezclada con red bull que le confería cierto aspecto a meado mañanero.

Dios bendiga a las bajas expectativas, y a la exposición prolongada. Cualquier tipo de exposición. Al frío, al miedo, a la desesperanza. Al alcohol. A la atenta mirada del maldito conejo, valiente, valiente, valiente descerebrado. Podríamos haberle aplastado la cabeza como a una oportunidad inesperada de cambiar para bien. Por desconfianza o por miedo, o por ambas. Pero no hicimos nada. No hicimos nada, porque no somos ese tipo de personas, no nos gusta intentar las cosas. Si intentas algo, pones en evidencia tu inseguridad. Es mucho más fácil seguir engañándonos a nosotros mismos. Y al jodido conejo.

Cansados de él decidimos empaquetar y largarnos en busca de nuevas oportunidades, a hacer las Américas. En Estocolmo, claro. Nos fuimos sin mirar al animal. Pensamos, en todo el mundo hay gente como nosotros. Pensamos, en todas las ciudades tiene que haber desgraciados como nosotros. Pensamos, en cualquier sitio tiene que haber lugares donde se reúne la gente como nosotros. Pensamos que seríamos capaces de encontrarlos. Pensamos que pensamos.

Basta de pensar. Pensar, sólo trae quebraderos de cabeza. Quiero decir, porque pensamos como pensamos, la cagamos como la cagamos. Y nos planteamos cosas, porque sabemos cuándo pensamos lo que pensamos. Basta de pensar, ¿de acuerdo? Porque ahí hay un maldito bar, y por mí vale, y por ti también, así que vayamos a echar un vistazo. En Suecia no se puede fumar en los bares, porque la gente es tan educada que no crea barreras de humo entre la mierda de los otros y la suya propia. De hecho son tan educados que se guardan esa mierda para ellos. O eso parece. 60 coronas beer + jägermeister shot back. Two of them, please. Por mí bien, y por ti también. Aunque como de costumbre, no queda otra elección.

60 coronas, para el que no lo sepa, son algo menos de 6 euros. Cutre. Sí, cutre es la palabra. El bar, digo, que era cutre. Combates de boxeo por la tele, con ese ruso inmenso, Iván o alguna mierda así. Poca gente, pero tampoco nos importan esos detalles insignificantes. Oye, ¿echamos el jäger a la cerveza? No, no. Glup, glup. Que sí, que yo lo he visto hacer en otras ocasiones. Quenoqueno. Glup, glup. Para cuando vertimos el contenido del chupito dentro del vaso, ya apenas quedaba nada de cerveza. Así es la vida punkrock.

Para el que no ha cantado nunca a pleno pulmón en plena calle, en pleno febrero, en pleno Estocolmo, únicamente protegido con una sudadera: no lo hagáis. Para el que quiera fumar mientras bebe en plena calle, en pleno febrero, en pleno Estocolmo: más te vale tener una buena razón para hacerlo, como por ejemplo, que te llamen la atención por estar cantando las viejas glorias del rock nacional, y que quieras seguir cantando. En serio, no lo hagáis. No hay ninguna necesidad. O sí, quién sabe. Nosotros la teníamos.

En los bares se hacen una serie de cosas. Aunque haya mucha improvisación y situaciones deliciosamente surrealista, al final, se pueden acotar unas conductas básicas. Podemos numerarlas y ordenarlas. O sea, cuando tú, como pequeño empresario, abres un puto bar, deberías saber de antemano cuáles son esas conductas y estar preparado para soportarlas y lidiar con ellas. Esas situaciones son las siguientes, clasificadas y ordenadas:

1-Bebida cayendo: A más bebida adquirida, más bebida tirada. La consecuencia es que te pidan una bayeta 40 millones de veces.

2- Gente cantando: A más bebida adquirida, más alto se canta. Quizá si tu obsoleto modelo de negocio se basa en la tranquilidad, no te haga demasiada gracia.

3- Mear fuera de la taza: A más bebida adquirida, más sucio queda el baño. Personalmente esto me hace mucha, mucha gracia. La consecuencia es evidente.

4- Denegación de Servicios: A más bebida adquirida, te dejan de servir. Este punto en particular requiere mayor profundización en el mismo, que se resume a continuación.

No. ¿Cómo?No, no. You are too drunk, I can´t serve you anything more. Hijo de la grandísima puta, tú no sabes lo que es estar demasiado borracho. Entonces, claro, el concepto bar pierde la mayor parte de su significado

(Esta entrada es la segunda de tres, escrita bajo el influjo de la inspiración sueca. Y sobre otras cosas. En particular este texto es un Live Post entre perogrullo de Segundo Cajón y un servidor, y está publicado sin ningún tipo de adición o edición posterior a su creación.)

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