Toco el pomo de mi armario y soy consciente de que estoy absorbiendo curare a través de mis dedos, y que en el pomo de mi armario hay curare, y que el curare paraliza los músculos, y ahí, sin posibilidad de moverme lo más mínimo, Bilbao sale de mi armario, lugar en el que llevaba un tiempo escondido y me traga entero lentamente pese a mi terror estático insoportable.
Se me llena la cabeza de Todo mientras esto pasa, y después, me excreta como si no fuera más que un trozo de mierda, dejándome tirado en el suelo de mi habitación, hecho pedazos de tedio y hastío y “quéascos”.
Me hago cargo de que mi sitio no está aquí, y que no sé dónde está, pero sólo sé una cosa y es que mi sitio está contigo. Nada más.
Así que me recompongo como si fuera un Lego Basics, que tampoco soy para tanto, y espero mientras trago saliva, y trago, y trago… a que llegue el momento de volver. Y habrá que tragar, y tragar, y tragar… pero al menos alguien ha encendido ya una velita al final del Vacío y parece que hay un camino a seguir.
O algo así.
¡Bo! Theuc ya es feliz. Expulsado del grupo.