-Oye, ¿Qué mierda haces?
-¿C-cómo?
-Que qué coño te crees que estás haciendo.
-Joder, pues estaba leyendo recuerdos del pasado…
-Recuerdos directamente en mi cabeza, ¿te parece bien?
-Hombre, quería ver qué recuerdas tú de todo ello y…
-Corta el rollo. No me vengas con mierdas después de todo este tiempo. Además, ¿qué hay de la otra parte?
-¿Qué otra parte?
-La parte mala. Joder, la puta parte mala, sólo has rebuscado en los recuerdos bonitos, y en las gilipolleces absurdas. Has dejado sin empezar el suculento pastel del rencor y de la realidad. Mejor dicho, el pastel de la realidad es el que se forma de ambas partes. ¿Otra vez con tu puta manía de esconder la cabeza cuando aparecía un problema y el resto del tiempo andar pavoneándose? ¿Es que no has aprendido nada en todos estos años?
-…
– Sí, mejor no digas nada. No te digo esto por que levantes ampollas, no lo haces. Pero me jode que sigas exactamente igual. Me imagino los últimos meses de tu vida, un continuo lamento, arrastrándote a duras penas por el día a día. Eso sí, con cara de que has vuelto con vida de la guerra de Vietnam. Con dos cojones. A tomar por el culo.
_Po-po-po-po-ker face.