Vivir es jugar a ser mayores.
Sé que en mi desasosiego, me lamento, puede que constantemente, de ciertos aspectos. Lo cierto es que ya sea por cobardía, ya sea por valentía, ya sea por lo que sea, no me gusta el juego.
Yo quiero jugar a otro juego, otro juego que no está ni bien visto, ni aceptado, y que levanta a veces risas pero casi siempre desconfianza. Lo cual no trasciende más allá del propio gesto de temor, ya que en absoluto es un conjunto de decisiones tomadas para satisfacer al resto. Esa es la única verdad.
Para ganar hay que jugar.
Esas palabras han salido de mi boca incontables veces. Pero donde algunos ven juego, yo veo pose. Donde unos ven oportunidades, yo veo estancamiento. Y afortunadamente, a ellos les pasa lo mismo. Así que supongo que lo correcto y justo, es seguir jugando con mis normas.
Al fin y al cabo, en este juego, nadie puede continuar la partida después de perder.
Y perderemos, por supuesto.
Ya hemos perdido. Por lo menos hoy.