Trabajar en Canary Wharf es como tocar techo y fondo al mismo tiempo.
El ser humano ha llegado a donde está por tener la cabeza fría cuando era necesario, no por gozar de pulgares oponibles ni de conciencia.
Trabajar en Canary Wharf es como tocar techo y fondo al mismo tiempo.
El ser humano ha llegado a donde está por tener la cabeza fría cuando era necesario, no por gozar de pulgares oponibles ni de conciencia.