Hay gente que se quiere de verdad.
Nosotros nos miramos hasta que uno de los dos dice: ¿Qué?
Muchas veces me oirás repetir esto mismo. Eso implica que no intentas que nada vaya mejor.
Puedes elegir si das el siguiente beso, y el siguiente, y el siguiente. O el último.
Vamos a beber, bebamos hasta sonreír en vano.
Mucha gente, de veras, se quiere. No es un invento del Estado.
Creo que vamos a pasar mucho tiempo sin hablar.
Vamos a pasar mucho tiempo sin hablar.
Sin hablar.
Pero pensando.
Y arruinando cada momento ya pasado.
Porque nos gusta entender todo.
Y eso, amigos, hace que nos hundamos.
Porque la mayoría de cosas, sencillamente, no se pueden entender.
Ni explicar.
Porque hay algo, que nos permite sentirlas sin entenderlas.
Y quizá.
Sólo quizá.
Debiéramos a veces tan sólo sentirlas.
Como sentimos una canción, sin necesidad de saber música.
O nos gustan las estrellas, sin ser astrónomos.
Y las amamos.
Quizá podríamos, por una puta vez.
Darnos una oportunidad para amarnos.
En vez de sacrificar todo por entender algo que escapa de nuestro alcance.
Y que además.
Es inevitable.
Como la muerte.
Como la muerte.
Como la muerte.
Como la muerte.
Como la muerte.
Como la muerte.
Como la muerte.
Como la muerte.
Y como esto.
Esto.
Acaba de empezar.
Ahora.